La futura mamá pregunta a su pareja tocándose el abdomen: “¿Ya has pensado en el nombre que pondremos a nuestro hijo?”. Ya ha llegado al séptimo mes y, desde hace algunos días, continuamente se plantean el mismo tema.
Ella quiere ponerle un nombre bonito y original,
y rechaza las propuestas de su pareja. Debido a tantos titubeos, las
suegras han tomado partido. Una ha propuesto que le pongan “Eduardo”,
que es el nombre
de su difunto marido. La otra ha recordado que su padre se llamaba
“Rodolfo”. Te ofrecemos algunos consejos para que mamá y papás lleguéis a
un acuerdo.
Debemos tener en cuenta
que el nombre que pongamos a nuestro hijo puede influir en su
personalidad. Por tanto, procuremos no poner a nuestro hijo un nombre de
tendencia pasajera o uno muy extraño.
El nombre nos acompañará para siempre. Escojamos uno con el que nuestro hijo se sienta a gusto y feliz.
Si tenemos un apellido más bien largo, es recomendable escoger un nombre
corto y, si tenemos un apellido corto, un nombre largo puede quedar
bien.
No debemos recurrir a rimas (por ejemplo, Ramón Rodón), que es mejor dejar para la poesía.
Hay que evitar copiar el nombre del apellido (por ejemplo, Fernando Fernández), porque no causa un buen efecto.
Haremos bien en comprobar que el nombre queda bien con el apellido. Para
ello, los escribiremos juntos en un papel y lo leeremos unas cuantas
veces. Así, nos haremos una idea clara de cómo suena.
Será
más prudente (¡y original!) que, aunque consigamos ponernos de acuerdo
con nuestra pareja sobre el nombre, hayamos pensado en algún otro
nombre. Puede suceder que, llegado el momento, la cara especial del
recién nacido se adapte más a uno que a otro.
Si hay un hermanito mayor, no es conveniente cederle el derecho a elegir
el nombre en exclusiva. Por supuesto, puede participar en la elección,
pero la decisión debe ser consensuada entre todos los miembros de la
familia.
No perdamos la calma y no pensemos en el nombre de nuestro hijo con obsesión.
Tampoco es bueno postergar la decisión para las últimas semanas (o los
últimos días) del embarazo, ya que correríamos el riesgo de tomar una
decisión precipitada o no del todo de acuerdo con los gustos de los
papás. No hay que olvidar que, en principio, el nombre es para toda la
vida.
Fuente articulo Mibebeyyo
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